El sector inmobiliario se ha sumado a la nueva ola, y ahora tenemos el crowdfunding inmobiliario. Se le conoce como economía colaborativa o financiación en masa y está imponiendo nuevos modelos de negocios. Aunque el crowdfunding como modalidad de inversión masiva tiene ya una década en ascenso, gracias a plataformas digitales muy conocidas.
En el mundo inmobiliario ha demorado un poco más la consolidación, ya que es un sector más tradicionalista y donde los montos de inversión son notablemente superiores.
Sin embargo, los cambios ya se comienzan a notar. Mientras en el pasado reciente en un proyecto inmobiliario se sumaban dos o tres inversionistas para hacerlo posible, ahora el juego se abre para que decenas de personas puedan juntar el capital que se necesita para construir.
Según Damian Lopo, CEO de Crowdium, la primera plataforma de crowdfunding inmobiliario de Argentina, en el mundo existen unas 300 compañías inmobiliarias que están usando alguna variante de crowdfunding.
Esas empresas tuvieron en 2017 transacciones equivalentes a un total de 5.500 millones de dólares.
¿Cómo funciona el crowdfunding inmobiliario?
Para invertir en el mercado inmobiliario en cualquiera de nuestros países de América Latina, se puede necesitar una media de 50.000 dólares hacia arriba. Es evidente que no a cualquiera le sobra esa cantidad de dinero al final del mes para destinarla como inversión en un inmueble.
«La construcción de cuatro pisos en la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, ronda el millón de dólares y es un ejemplo del lado más bajo del espectro. Eso ya te marca una referencia del mínimo que hay que juntar para empezar», destaca Sofía Gancedo, gerente de operaciones de Bricksave, otra plataforma de crowdfunding inmobiliario.
El modelo radica en usar una financiación colectiva para comprar o desarrollar una propiedad, distribuir las rentas que se puedan generar en un ciclo predeterminado, que en la mayoría de los casos no excede los 4 años, para luego dividir las ganancias que se obtengan por la venta del inmueble. La cantidad de usuarios que se suman a una plataforma de crowdfunding inmobiliario es el factor que determina la inversión mínima. A cambio de ese precio de entrada, los inversionistas pueden recibir una renta en dólares entre 3% y 4% anual, además del resultado final de la venta del inmueble.
«Con el crowdfunding, podemos atender a esa gente que antes nos llamaba para invertir montos como 10.000 dólares, que bajo ningún punto de vista es poca plata, pero que no era suficiente para invertir de la forma tradicional», explica Lopo.
Crowdfunding inmobiliario argentino
En países como Argentina, la opción mínima para participar en un crowdfunding inmobiliario es de mil dólares. Pero en muchos países se pueden encontrar bases de entrada menores.
«En Europa hay plataformas con mínimos de 50 euros, que es muy accesible, pero eso se logró después de varios años de funcionamiento», explica Víctor Zabala, director de Estudio Zabala, una firma arquitectónica que abrió Sumar Inversión para conseguir fondos para sus proyectos a través del crowdfunding inmobiliario.
Sumar Inversión, por ejemplo, empezó con inversiones de 25.000 dólares que ya ha logrado bajar a 10.000, con la meta de seguir bajando.
Esta plataforma ha logrado reunir un millón de dólares para sus proyectos en marcha. Por su parte, Bricksave ofrece un mínimo de 1.000 dólares porque llegó a la cantidad de usuarios y de proyectos que les permite diversificar el riesgo y generar suficientes fondos brutos, a una velocidad en la que cada uno de sus 280 integrantes termina aportando menos.
Mientras que en los dos años de funcionamiento de Crowdium, esta plataforma ha acumulado inversiones aprobadas por 80 millones de dólares, en distintas ciudades del mundo a través de sus 17.000 usuarios.