La sede de los Juegos Olímpicos, Río de Janeiro, en Brasil, tiene estructuras espectaculares que deleitan la vista de sus residentes y de todos los turistas que visitan la ciudad, ya que se puede aprovechar de ver el magno evento y, además, disfrutar de las maravillas que rodean a esta linda localidad.
Catedral de San Sebastián: Dedicada a San Sebastián, santo patrón de Río de Janeiro, fue construida entre 1964 y 1976. Se encuentra en el centro de la ciudad, sobre la avenida República do Chile, tiene forma cónica con 96 metros de diámetro interno y una altura total de 75 metros. Además, posee cuatro series de vitrales que van del suelo al techo.
Museo de Arte Contemporáneo: Fue diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer con la ayuda del ingeniero estructural Bruno Contarini. Es una de las últimas obras realizadas por Niemeyer a sus 100 años. Este museo tiene 16 metros de alto y su cúpula, un diámetro de 50 metros, con tres pisos.
Tiene una superficie de 817 metros cuadrados, que rodea la base cilíndrica como una flor. Asimismo, tiene dos puertas que llevan a la galería de observación, desde la cual se puede contemplar la Bahía Guanabara y el famoso Pan de Azúcar.
Palacio de Tiradentes: El imponente inmueble tiene un estilo neoclásico francés, cuenta con seis enormes columnas que dan una apariencia majestuosa a su fachada central. Todo en este Palacio está pensado para representar a Brasil como una nación independiente.
En el interior del espectacular edificio, la enorme cúpula central de la Sala del Pleno está recubierta por un panel de vidrio que representa el cielo de Brasil la mañana del 15 de noviembre de 1889, día de la proclamación de la República. Las pinturas decorativas, alrededor de la Sala, fueron obra de Eliseu Visconti y representan diferentes hechos históricos del país, como el descubrimiento de Brasil, las expediciones a Minas Gerais o la firma de la Primera Constitución Republicana de 1891.
Palacio de Catete: Fue la sede del poder ejecutivo en Brasil hasta 1960, cuando la Presidencia de la República se transfirió a la ciudad de Brasilia. A partir de la década de 1970, el palacio pasó a formar parte del «Museo de la República». Es un ejemplo de arquitectura neoclásica. La propiedad tiene todavía extensos jardines con lagunas artificiales. El área es de visita libre y es usada como espacio de recreación por los habitantes de la ciudad. En el interior del museo, están guardados cerca de 8.500 objetos, veinte mil libros y noventa mil documentos; por él pasaron 18 presidentes de la república.