ser una mujer de éxito

La definición más cercana a ser una mujer de éxito, es la mujer que tiene amor propio, desde allí fortalece la relación consigo misma, y en ese mismo sentido se relaciona con todo el mundo. Lo he podido comprobar con mujeres de éxito a quienes he apoyado.

Sin embargo, puedo afirmar que cuando comencé a dejar de ser una mujer de multi tareas, me quite la etiqueta de la mujer “super woman”, esa famosa etiqueta de las que muchas se sienten muy orgullosa, porque saben caminar y masticar chicle a la vez. Me di cuenta que hacer honor a esa etiqueta, me deterioraba.

Cuando deje de hacer diez actividades, y las disminuí a tres, comencé a ser mucho más equilibrada en todo, y por qué? Porque todas las demás tareas las delegue, pero se las delegue a quienes pertenecían.

La mujer debe aprender a no apropiarte de las actividades ajenas, por ejemplo, las de sus hijos, sus hermanas, sus padres, pero en espacial de su pareja, marido o esposo. Mi sugerencia es elimínese el chip de que eres la super woman, cuando esto comience a suceder, se van a recuperar en sí mismas. Van a recuperar actividades muy personales que merecen vivir, desde lo más mínimo y cotidiano; cuando la familia está integrada por varios miembros, donde cada quien debe ocupar su lugar, hasta en los quehaceres de la casa. Es una dinámica que debe ser estructurada por la MUJER, estructure una agenda de delegación de funciones.

Me comentaba una couchee, “es que si dejo de hacer todo lo que hago, se va a caer la casa”, le respondí: “pues deje que se caiga la casa, y usted vera que esos hombres van a salir al ruedo, porque es que hasta que no sueltes, ellos no van a tomar una acción”.

Como lograr que una mujer ponga balance entre ser una mujer de éxito, ser mama, ser esposa, ser profesional, ser hija, ser hermana, ser amiga, pues ponga a cada quien en su lugar, pero a la primera que tiene que poner en su lugar es a usted misma. El primer lugar es para usted, sí, es con usted que está leyéndome, usted mujer que dice estar cansada, agotada y hasta enferma, dese su lugar, y eso depende de usted, eso no depende de más nadie en el mundo.

Otra de las sugerencias que con frecuencia hago es: ENFÓCATE, una proyecto a la vez, y lo que inicies termínalo para que vivas el proceso inclusive de saber perder y si no lograste el objetivo. Después debes realizar el balance de lo que no hiciste bien y trabaja fuertemente en lo que determinaste que no estuvo bien hecho. Trabájalo con estructura, no se lo dejes a la cultura del “cheverismo”. Eso no es más, que si algo sale mal, “pues tranquila que todo va a estar CHÉVERE”. Todo se soluciona, es lo que todo el mundo dice, pero nadie te explica en detalle cómo solucionar el no ser reincidente en un error.

¿Sabes cuándo esas estadísticas van a cambiar? Sí, las estadísticas que publican en el mundo, donde se demuestra que los mejores puestos de trabajos son ocupados por hombres o que las mejores remuneraciones son para los hombres, van a subir cuando nosotras dejemos de quejarnos, y comencemos a ganar un espacio pero por la vía del reclamo, de lo legitimo, del respeto y de abordar un terreno que no nos lleve a competir contra los hombres sino a cooperar, a compartir y conciliar.

Este artículo no me da para explicar la diferencia entre una queja y un reclamo. Para este tema se requiere un taller completo, porque es que, además, a las mujeres nos encantan que nos expliquen las cosas bien explicadas, como debe ser.

Lo que sí puedo garantizar que estaremos ocupando más cargos importantes, cuando nosotras mismas nos demos cuenta que, aun con esa etiqueta de que “SOMOS LA REFERENCIA DE LA SOCIEDAD”, pero vivimos agotadas, cansadas, o enfermas, a causa de que somos las que podemos hacer muchas cosas a la vez.

Es hora de que concienticemos, que pagamos un precio muy alto, el costo es altísimo en salud psíquica, salud física y salud espiritual.

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